Una parte muy importante de la población vive el día a día con prisas. Es lo habitual en la sociedad moderna. Los horarios de trabajo, los compromisos familiares e incluso el ocio nos hacen tener todas las horas del día ocupadas, provocando muchas veces un agotamiento mayor del que nuestro propio organismo está dispuesto a soportar.
Nos han enseñado a cumplir con horarios. El reloj nos marca el día a día. La empresa te pide que cumplas un horario, tu familia te exige también tiempo. Tus relaciones sociales si quieres mantenerlas también te lo van a exigir. ¿De dónde estamos dispuestos a robar el tiempo?. Obviamente, jugamos siempre al engaño con esto, lo quitamos de donde creemos que menos nos va a perjudicar. Lo quitamos del tiempo para comer, del tiempo de relajarnos, del tiempo de detenernos a mirar. ¿No nos estamos perdiendo algo?.
Salimos de trabajar y tenemos que fichar en el gimnasio, salimos del gimnasio y tenemos que ir a comprar...Bueno, ¿y si un día te pelas el gimnasio y te tomas una cerveza?¿Crees que te va a sentar mal?¿Estás seguro?. A veces el cuerpo nos pide a gritos romper la rutina, por algo será..
A veces hay que saber hacer las cosas despacio. Dedicar ese tiempo a hacer actividades despacio, nos ayuda a relajarnos. Preparar la cena, o incluso la comida del día siguiente puede ser una actividad relajante. Sólo tenemos que olvidar el reloj. Estar cansado no es sinónimo de no tener estrés. Dedicar un tiempo a mirar lo que hacemos con cierto "cariño" nos ayudará a volver al estado de relajación que necesita el cuerpo y la mente después de un día ajetreado. Al final todo repercute en nuestra salud y eso se agradece. Mayor calidad de vida.
El hecho de formar parte de un grupo de consumo, no sólo consiste en comprar. Consiste en apreciar ese tiempo como algo útil, algo que te das para tí. Comprar se convierte en algo social, humano, entretenido. Es algo que se perdió hace mucho, cuando todos empezamos a entrar y salir lo más rápido posible del supermercado. Recomiendo probarlo, una vez a la semana creo que no está mal. Un día sin prisas, atrévete a engañar al tiempo.
